jueves, 17 de septiembre de 2009

Témele más a la fortaleza que nos hace creer que somos invencibles. No temas llorar como niña herida que tus hijas te necesitan no sólo fuerte y cierta, sino también débil y equivocada. Cuando ellas nos vean así aprenderán a amar profundamente sus errores, porque son ellos los que nos enseñan y nos hacen sabios. Carlos Eduardo Martínez...

NUNCA ES TARDE

Un día cualquiera aparece alguien...un maestro, un libro, un amigo o un pensamiento que cambia el curso de nuestras arraigadas creencias. Dentro de ese cambio personal, lo que hemos hecho con nuestros hijos ya no nos gusta. Hoy no haríamos lo mismo. Nosotros hemos cambiado.